lunes, 27 de septiembre de 2010

Carnaval

Aunque el carnaval, por el carácter sensual y picaresco que ha adquirido a través del tiempo haya terminado por ser una fiestas profana, aunque su nombre nos suene a carne y decir carnaval es para nuestras mentes sinónimo de fiesta de la carne, a pesar de todo eso, el origen del carnaval es religioso.

En aquellos remotos tiempos del paganismo, antes del nacimiento de Jesús, esta fiesta variaba de acuerdo a la tribu o nación que celebraba estas festividad, en la Germania era en honor a la diosa Nertha, que era la Madre Tierra), en Egipto a Isis, en Grecia a Baco, el dios jocundo y sensual, en Roma a Cibeles y Atis (para adelantar la resurrección de la naturaleza), luego a Dionisio, la razón religiosa de estas festividades era celebrar la llegada de la primavera y con ella el renacer del follaje de los árboles y el apareamiento de los animales.

Los germanos llevaban su rubia y robusta diosa por los campos; los griegos paseaban su alegre dios por las calles, sobre un carro triunfal y los romanos trasladaban hasta el mar en un barco con ruedas (carro naval) su estilizada divinidad para dar inicio a la navegación luego del invierno.

En el diccionario de la Lengua Española, editado por la Real Academia de la Lengua, encontramos que procede “del italiano carnevale, haplologia del antiguo carnavale, de carne, carne, y levase, quitar y este calco del griego anokpewc” Entonces conforme a dicho diccionario carnaval es algo así como un “adiós a la carne”, pero adiós a cual carne, a la carne que se habia guardado colgada de un árbol o de un madero saliente del techo a diario trozos para comer en Europa durante el invierno, de la cual se tomaba pedazos para la alimentación diaria o un adiós al comer carne (abstinencia) los miércoles y viernes de cada semana durante la cuaresma, o a la relación carnal entre hombres y mujeres durante la cuaresma, cuando la religión católica ordenaba la colocación de una tabla en la cama entre los esposos para que no se tocaran carnalmente desde el miércoles de Carnestolendas hasta el Domingo de Resurrección.

Y esa fiesta religiosa de aquellos lejanos ancestros, fue siendo transformada por el ser humano, cabalgando en potros de fantasía o en viajando en vehículos de comercio, prueba de eso , aquellos Diablos Cojuelos que correteaban por nuestras calles repartiendo vejigazos al sonido de los cascabeles para gozo o terror, a estos que hoy caminan como modelos por una pasarela.

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